Arder antes de la hoguera

Me despertaron antes del amanecer para sacarme de mi celda. Sin una palabra. Había pasado la noche tirada en el suelo de piedra con una manta que olía a algo podrido. Me dolía todo el cuerpo. Y no era la única en esa cárcel «santa». Mujeres jóvenes, viejas, casadas, viudas. Pero todas campesinas.

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