Los dedos del inquisidor

No hubo torturas como dijo. Todavía me ardían las manos de haberlo tocado, podría haberme hecho cortar la cabeza: una sacrílega acariciando el cuerpo limpio de un inquisidor. Ellos que eran la imagen de la pureza, de la justicia.

Me hacía un bollo en una esquina de la celda y lo pensaba, cerraba los...

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