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Mi respiración se congeló en mis pulmones mientras miraba con los ojos muy abiertos la escena.

No, no me había equivocado. Ahora estaba muy claro para mí. Esa era Penélope.

—Eh... ¿La conoces? —preguntó Jace sorprendido, sus ojos moviéndose entre la mujer y yo.

Pero apenas podía escucharlo. Antes...

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