168

Pero pasó un minuto y Jaris no me atacó. No. Permaneció completamente quieto. Y con el tiempo, noté que se estaba calmando, los espasmos no ocurrían tan a menudo.

Mojé su espalda con mis lágrimas. Era difícil imaginar por lo que debía estar pasando. Dioses, realmente esperaba estar ayudándolo.

Per...

Inicia sesión y continúa leyendo