242

Caden abrió la puerta con tanta fuerza que me habría sobresaltado si mi mente no estuviera tan entumecida.

Simplemente lo miré antes de volver mi mirada al espejo donde me cepillaba el cabello.

Él se detuvo en la puerta, recorriéndome con la mirada. —¿Qué demonios?

Ya me había puesto mi camisón.

...

Inicia sesión y continúa leyendo