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LYRIC

Cuando él se dio vuelta para irse, comencé a perseguirlo. —¡Está bien! Hablemos.

Pero no disminuyó su paso ni me miró.

Maldita sea. Solo hacía amenazas y yo ya estaba perdiendo la cabeza.

—Está bien, lo siento. ¿De acuerdo? Solo estaba enfadada por lo que pasó con el tipo del club. Y—y el ...

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