79

Me alegré cuando mi turno terminó. Mi día había sido arruinado desde el momento en que sané a ese hombre, todo lo que quería era llegar a casa y dormir un poco.

Pasé por la habitación del hombre que había sanado, solo para asomarme por la ventana.

No pude evitar preguntarme si ya me habría delatad...

Inicia sesión y continúa leyendo