Capítulo 58

Al día siguiente, ajusté la gorra negra de béisbol en mi cabeza y me puse unas gafas de sol enormes, completando mi look de incógnito. La ropa deportiva oscura que había elegido no era exactamente discreta, pero cubría lo suficiente como para que esperaba que nadie me reconociera.

El elegante coche...

Inicia sesión y continúa leyendo