Ayuda de un viejo amigo

Chad miró la mansión de Natalie antes de dirigirse a su coche. Luego caminó hacia la puerta y tocó el timbre al estar ya frente a la entrada. Chad esperó unos segundos antes de que alguien le abriera la puerta.

—Señor Chad... —dijo la criada, bloqueando su paso—. Lo siento, pero la señorita Natalie...

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