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Axel

—En realidad—dije—, creo que esta vez nos sentaremos junto a la ventana.

Él asintió y chasqueó los dedos. Un camarero apareció, y lo seguimos a través de la suave alfombra roja del suelo del restaurante.

—Esto es increíble—susurró Linda, fijando sus ojos en las lámparas de cristal que colgab...

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