32

Me sorprendí cuando me escuché decir —dame tu mano también, dentro de mí.

—Por supuesto, cariño —ronroneó Axel.

Su mano subió y, además de sus increíbles habilidades orales, empujó un solo dedo dentro de mí suavemente y comenzó a curvarlo hacia arriba, estimulando mi punto G mientras me acercaba. ...

Inicia sesión y continúa leyendo