Capítulo 62

Ella descendió por el techo como una ladrona. La oficina en la que había aterrizado, sin duda, pertenecía a un ciudadano de alta clase.

—¡Maldita sea! —se quejó por su ausencia.

Miró su reloj de pulsera y decidió buscar en los archivos de la oficina.

—¡Emily! —un susurro vino desde arriba.

—Él n...

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