CAPÍTULO 121

El aire en el pasillo de las celdas se aferraba a su piel como un paño húmedo, más frío que el resto del complejo, cargado con el olor a moho y el tenue sabor metálico del encierro. Saphira avanzó junto a Nikolas, sus botas golpeando el suelo de piedra con un ritmo deliberado, cada eco un recordator...

Inicia sesión y continúa leyendo