CAPÍTULO 125

La oficina se había quedado en silencio. No era el tipo de silencio que calmaba, sino que presionaba como una niebla, espesa e inmóvil. Saphira estaba encorvada sobre el mapa, con los codos apoyados en el borde del escritorio, y los dedos trazando las crestas irregulares del territorio de Silvermoon...

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