CAPÍTULO 160

Saphira recorrió el claro con la mirada, los lobos de Arrax cojeando, los vampiros ensangrentados y agachados. Los luchadores de Silvermoon yacían esparcidos por la tierra, algunos gimiendo, otros inmóviles. Y, sin embargo, seguían llegando más. Más dientes. Más garras. Más lealtad ciega.

Ella se e...

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