CAPÍTULO 164

Los ojos de Saphira permanecían pegados al monitor, su respiración era superficial e irregular. El pulso de Anastasia seguía allí. Un ritmo lento y frágil que parpadeaba como una vela en una tormenta. El antídoto violeta-dorado había hecho algo, pero no lo suficiente. La línea en la pantalla pulsaba...

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