CAPÍTULO 165

La respiración de Anastasia se había estabilizado, su pecho subiendo y bajando en un ritmo lento y natural. Sus ojos estaban cerrados de nuevo, no por peligro esta vez, sino por pura agotamiento.

La doctora principal se acercó con pasos silenciosos, su voz suave pero firme. —Necesita descansar ahor...

Inicia sesión y continúa leyendo