CAPÍTULO 174

Saphira se movió en el borde de la cama, con los dedos todavía apoyados en la muñeca de Zafira. El aire entre ellas tenía una nueva carga—silenciosa, expectante, cruda. Los ojos de Zafira ya no estaban vacíos; brillaban con algo frágil y cauteloso, pero su cuerpo permanecía encorvado hacia adentro, ...

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