CAPÍTULO 224

La primera luz del amanecer se colaba entre las persianas, suave y pálida, acariciando las paredes de piedra con un tono dorado. La manada estaba en silencio, callada tras el duelo, como si incluso el aire contuviera la respiración.

Saphira se movió lentamente, su cuerpo pesado, sus ojos hinchados ...

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