31. Corre, niña.

Sarah estaba en un dilema. Su mente no podía procesar dónde y qué estaba haciendo. Todo era un desastre. Un desastre que solo le recordaba a Aaron Kenz. Podía sentir sus pasos acercándose a su habitación. Su sombra acercándose cada vez más. Tragó saliva con miedo. Mientras tanto, la puerta de su hab...

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