CAPÍTULO 54

—Tenemos que parar.

Me apoyé contra una roca, tratando de recuperar el aliento.

—¿Cuánto falta? —pregunté sin aliento.

Luca se giró hacia mí desde donde estaba, a unos pocos metros delante de mí en el sendero, con los pulgares metidos bajo las correas de su mochila.

—Menos de media milla —respon...

Inicia sesión y continúa leyendo