35. El ladrón de sangre

Leila comenzó a entrar en pánico de inmediato. Tenía la boca seca y su labio inferior sabía amargo. La sangre le subía a la cabeza mareada.

Aunque su piedra de flauta estaba colocada de manera segura en el alféizar de la ventana, ¡el frasco que contenía la sangre de Thorn había desaparecido!

Había...

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