CAPÍTULO 39

Adda inspeccionó la cámara de audiencia. Sus pies se hundieron en la gruesa alfombra dorada que conducía a un estrado al final de la sala. Montones de libros y estanterías colocadas de manera torpe llenaban el suelo, iluminados por el sol de la mañana que entraba por las altas ventanas orientadas al...

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