Capítulo 389

El camarero llegó y Flea pidió su habitual Kung Pao algo, luego arroz frito. Me estremecí. Arroz. Qué asco. No. Desde que vi Los muchachos perdidos cuando tenía trece años, no he podido comer arroz.

—¿Grace?

—¿Hm?

—¿Vas a pedir algo diferente? —preguntó Flea.

Sonreí al camarero. —Brócoli con car...

Inicia sesión y continúa leyendo