42

El callejón tenuemente iluminado era mi santuario, un lugar donde podía escapar del caos de la vida cotidiana. Me apoyé contra la fría pared de ladrillo, mis ojos fijos en la figura que estaba frente a mí. Los penetrantes ojos azules de Aiden parecían ver a través de mí, como si pudiera sentir el tu...

Inicia sesión y continúa leyendo