CAPITULO 36

La bebé dejó de llorar en cuanto tomó la leche, y con una manita diminuta, acarició suavemente el pecho de su madre. Catherine sintió ese contacto como una caricia íntima, casi sagrada. Y entonces, notó algo más: la mirada de Lucían, fija en ella. No era hostil, ni fría como solía ser. Era intensa, ...

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