CAPITULO 40

Él la observó, serio. Detrás de su expresión estoica, había una punzada de tristeza. Enarcó una ceja y volvió su mirada hacia la cuna. Recordó el peso diminuto del cuerpecito en sus brazos, la suavidad de su piel, el calor de su respiración. Todo eso había despertado en él algo que creía muerto: el ...

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