Su cabello

Zac

Maldita sea. ¿Por qué me estoy torturando?

No son sus ojos, ni su sonrisa, ni su espíritu. Es su cuerpo. Ágil y flexible, con piernas que se estiran hasta su cuello. Quería tenerlas apretadas alrededor de mi cintura. Las quiero ahora.

He mentido. Tengo una condenada buena vista. Nunca he con...

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