Capítulo 22.

—Dijo que tienes que cuidar de mí y de tu hermana. Nos reímos juntos. —Como si no supiéramos cuidarnos solas, ¿verdad, Tina? —pregunta mi madre.

Tina asiente y ambas estallan en carcajadas.

—Cambiando de tema, ¿cómo estás, hijo? —Nos sentamos a cenar.

—¿Quieres saber cómo estoy o solo si estoy con a...

Inicia sesión y continúa leyendo