Capítulo 4
Mandy se desliza por la habitación, radiante en su vestido rosa, con un escote sutilmente provocativo que realza su belleza. Su cabello rubio cae en cascada, capturando la luz y reflejando un brillo casi mágico. El maquillaje, de estilo parisino, acentúa su elegancia natural. Mientras desciende las escaleras, un silencio cargado de admiración llena el aire. Incluso Jason, inmerso en un estado de shock, se encuentra incapaz de responder a la pregunta de la madre de Mandy, con los ojos fijos en ella como si estuviera atrapado en un hechizo.
La atmósfera parece congelarse, como si el tiempo hubiera decidido detenerse para apreciar la impresionante presencia de Mandy. Cada paso suyo es una danza suave y cautivadora, y el delicado perfume que la acompaña envuelve a todos los presentes en un aura de encanto.
Sus ojos están fijos en ella, y es imposible no perderse en su aura magnética. Incluso los rayos de sol que entran por la ventana parecen detenerse para acariciar su piel, resaltando aún más su belleza.
Jason, aunque sorprendido, finalmente recupera algo de compostura e intenta, con cierto esfuerzo, responder a la madre de Mandy. Su voz, aún ligeramente temblorosa, trata de encontrar las palabras adecuadas, mientras sus ojos no pueden apartarse de Mandy, como si ella fuera el centro del universo en ese momento.
—Jason, todavía un poco aturdido por la impresionante presencia de Mandy, finalmente encuentra su voz. Con un visible esfuerzo, responde a la madre de Mandy.
—Ah, sí, estuve en Canadá —dice Jason, con un tono ligeramente vacilante—. Estaba en un programa de intercambio allí. Perdón si parezco un poco distraído, todavía estoy un poco desorientado.
En ese momento, Mandy llega al último escalón, completando la imagen de belleza y elegancia que ya había pintado en la habitación. Con una sonrisa encantadora, interrumpe la conversación.
—Estoy lista, podemos irnos —dice Mandy, dando a su madre un tierno beso.
Jason se despide, volviéndose hacia la señora Judith.
—Fue un placer conocerla, señora Judith. Gracias por la cálida bienvenida.
La señora Judith mira a Jason con una sonrisa afectuosa.
—El placer fue mío, Jason. Estoy segura de que tú y Mandy tendrán un gran almuerzo juntos. Cuídala —dice, con un brillo cariñoso en los ojos.
Mientras Mandy y Jason se dirigen a la salida, la señora Judith los observa con una mezcla de ternura y pensamientos intrigados. Una pequeña esperanza surge en su corazón, deseando no estar viendo cosas que no están allí. Antes de que se vayan, le pide a Mandy que mantenga su teléfono encendido, queriendo asegurarse de que todo esté bien.
El suave sol brilla mientras Mandy y Jason salen de la casa, el calor de la tarde añadiendo un toque agradable al aire. Caminan juntos hacia el coche estacionado en la acera. Jason abre la puerta para Mandy, revelando una sonrisa sincera.
—Te ves impresionante, Mandy —dice, admirándola. El cumplido provoca un leve rubor en las mejillas de Mandy, una tímida sonrisa jugando en sus labios. Ella le agradece, visiblemente avergonzada.
El interior del coche es una suave mezcla de música y una fragancia sutil. Mientras Jason toma el volante, Mandy se acomoda en el asiento a su lado, sus ojos brillando de felicidad. Juntos, se dirigen al restaurante para encontrarse con Dylan.
Al llegar al restaurante, Mandy y Jason son recibidos calurosamente por Dylan, quien ya los espera en la mesa. Se levanta con una sonrisa acogedora y le da a Mandy un beso cariñoso.
—Te ves impresionante, como siempre, mi amor —complementa Dylan, haciendo que Mandy sonría con gratitud.
Dylan, con una sonrisa amistosa, agradece a Jason por recogerlos.
—El placer es mío, Dylan. Estoy feliz de ayudar.
Juntos, los tres se acomodan en la mesa, listos para disfrutar de un almuerzo agradable.
Mientras disfrutan de su comida, Jason aprovecha la oportunidad para compartir algunos de sus chistes tontos, provocando risas de Mandy y Dylan. La atmósfera en la mesa es relajada y alegre, con los tres disfrutando de la compañía mutua.
Después del último bocado, deciden terminar la comida y prepararse para regresar al apartamento.
Dylan se vuelve hacia Mandy con una sonrisa juguetona.
—¿Qué te parece pasar la noche en nuestro lugar? Sería genial tener tu compañía —sugiere Dylan, esperanzado.
Mandy duda por un momento, considerando.
—Creo que es mejor si duermo en casa para que puedan tener tiempo de calidad con tu hermano.
Jason interrumpe, mostrando comprensión.
—No te preocupes, Mandy. Estaba pensando en ir a un club de todos modos. No necesitas incomodarte, y Dylan y yo tendremos mucho tiempo para ponernos al día.
Mandy mira a Jason, agradecida.
—¿Estás seguro?
—Absolutamente. Me divertiré, y ustedes disfruten su tiempo juntos —asegura Jason, tranquilizándola.
Satisfecho con la decisión, Dylan les agradece a ambos. Juntos, salen del restaurante, listos para disfrutar la noche en su camino.
Después de un almuerzo agradable lleno de risas, deciden concluir la comida. Jason amablemente solicita la cuenta y, después de pagar, todos se levantan de la mesa y se dirigen hacia la salida del restaurante.
El sol de la tarde aún brilla, pintando una escena cálida mientras Jason conduce hacia el apartamento. Mandy, emocionada por la perspectiva de pasar la noche con su hermano, decide llamar a su madre para compartir los planes.
Saca su teléfono y marca rápidamente, esperando mientras el teléfono suena al otro lado. Cuando la voz familiar de su madre responde, Mandy habla con entusiasmo, compartiendo los planes para la noche.
—¡Hola, mamá! Solo quería decirte que voy a pasar la noche con Dylan.
La señora Judith responde desde el otro lado de la línea con un tono alegre, expresando su felicidad por la idea.
—¡Claro, querida! Pásalo bien con Dylan. Manténme informada.
Después de la breve conversación con su madre, Mandy cuelga el teléfono, mientras el coche se dirige de regreso al apartamento.
Al llegar al apartamento, la atmósfera es relajada y llena de buena energía. Jason rompe el silencio de manera amistosa.
—Fue un buen almuerzo, gracias por invitarme —dice Jason, sonriendo.
—Fue un almuerzo maravilloso, extrañaba eso, hermano. Ahora descansemos un poco, ¿de acuerdo, amor? —dice Dylan mientras sostiene las manos de Mandy.
—De acuerdo, mi amor —responde ella.
Poco después, Jason se dirige a su habitación para recoger sus cosas para la noche que le espera. Mientras tanto, Dylan y Mandy se dirigen a su habitación, compartiendo una mirada cómplice llena de alegría por la prometedora noche que les espera.
