Capítulo 37

Elara

La presencia silenciosa de Alaric en la puerta debería haberme sobresaltado, pero en lugar de eso, parpadeé a través de la neblina del vino. No dijo absolutamente nada, solo se quedó allí, su amplia figura sombreando la entrada, su rostro inescrutable.

—¿Alaric? —llamé, frunciendo el ceño—. ...

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