Capítulo 15

Cuando regresé al dormitorio, Elva no estaba en la cama. Casi grité, de no ser por las dos sirvientas que se acercaron rápidamente a mí.

—¿D-dónde está Elva? —les pregunté, con la voz temblorosa de pánico.

—Has causado un buen alboroto corriendo por ahí —dijo la sirvienta habladora—. Fue suficient...

Inicia sesión y continúa leyendo