Capítulo 184

Mi lobo dio otro paso hacia mí y luego, inexplicablemente, se detuvo.

Abrí los ojos un poco.

Se había quedado completamente congelado, con los ojos fijos en los míos. Jadeaba. Sus músculos estaban tensos, como si se estuviera conteniendo.

No me atrevía a tener esperanzas, pero…

—¿Me recuerdas? —preg...

Inicia sesión y continúa leyendo