CAPÍTULO ONCE

—¿Qué demonios pasó? —Alistair me gritó tan fuerte que me encogí en la esquina.

Su cara estaba roja y sus ojos salían de su cabeza mirándome con furia.

—No lo sé —mentí, no quería ser parte de esto, yo era bueno.

Si soy bueno no hay golpes, aprendí eso hace un par de años.

Esperando el golpe, me...

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