CAPÍTULO VEINTIOCHO

—Tal vez deberíamos quedarnos en casa hoy— sugirió suavemente.

—¿No tenemos que ir a trabajar?— pregunté antes de que otra vez la bilis subiera por mi garganta.

—No si estás vomitando— negó con la cabeza mientras respondía.

Mi cuerpo se inclinó hacia adelante y vomité de nuevo, esta vez dolorosam...

Inicia sesión y continúa leyendo