CAPÍTULO TREINTA Y OCHO

—¡Papá, papá, ¿viste qué rápido fui? —gritó con orgullo.

—Sí, fuiste muy rápida, cariño, ¿te estás divirtiendo? —pregunté sonriendo a través de mis ojos cansados y ojerosos.

—¡Mhm! —respondió sonriendo de oreja a oreja mientras volvía a deslizarse. Volví a centrar mi atención en Chloe, que estaba ...

Inicia sesión y continúa leyendo