Todos manos a la obra

Encontró a su madre retorciéndose las manos en la oficina, de pie junto al escritorio.

—¿Qué color? ¿Qué color? —se preguntaba Shelia en voz alta—. El rojo podría ser escandaloso... demasiado seductor... El negro podría parecer de funeral y Dios sabe que nadie ha muerto... Púrpura —dijo—. Púrpura ...

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