Sigue trabajando

El segundo prisionero no había estado tan dispuesto a colaborar como el primero a divulgar información, ya que el rey no lo había saludado como al primero.

Había tenido que recurrir a su confiable daga. Hizo cortes lentos y superficiales que causaban que el lobo gritara de dolor hasta que finalmen...

Inicia sesión y continúa leyendo