Capítulo 102

Lucille se estremeció cuando el Príncipe Demonio volvió a romper una rama moteada bajo sus pies, el eco del ruido rebotando en las cortezas blancas mientras se detenían para mirar la oscuridad.

—¡Idiota! —susurró Lucille con dureza—. ¿Por qué no te doy una bocina para que toques mi elogio fúnebre m...

Inicia sesión y continúa leyendo