Capítulo 37

Mi espalda chocó contra la pared de la casa de la piscina, la boca de Caín descendiendo sobre la mía en un beso febril y desesperado que encendió cada centímetro de mi cuerpo.

Agarré el cuello de su camisa, tirándolo bruscamente hacia mí.

Nuestras manos vagaban, las suyas desapareciendo bajo mi ve...

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