Capítulo 8

—Tranquila, Candy. ¿Qué estás buscando?

—Nada y todo —responde sin mirarme–. Busco un anillo que traía en mi dedo, es plateado, un aro sencillo. Lo necesito, no puedo volver sin él. —Habla tan rápido que sus palabras salen atropelladas.

—¿Volver a dónde? —indago.

—Melissa, ¿este señor te está molest...

Inicia sesión y continúa leyendo