¿Por qué me pasó esto a mí?

La llamada se quedó en silencio. El corazón de Austin latía con fuerza mientras miraba su teléfono, la pantalla ahora en blanco.

—¿Paulina? ¿Paulina, me escuchas? —gritó en el receptor, pero no hubo respuesta—. ¡Maldita sea! Dime, ¿dónde estás? —Su voz resonaba en el coche vacío, lleno de desespera...

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