No es solo la diferencia de edad

Charlotte se sentaba sola en el viejo banco blanco del jardín, picoteando lentamente su comida. El sol se ponía detrás de ella, pintando su cabello de dorado, pero su rostro seguía tenso y distante. La observé por un momento, con las manos en los bolsillos. El jardín a nuestro alrededor lucía perfec...

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