¿Está enferma?

—Caballeros— saludé mientras entraba en la sala de estar excesivamente espaciosa. Los cinco me miraron al mismo tiempo y se pusieron de pie.

Nos dimos la mano hasta que llegó el turno de Luke. Sonrió, tirando de mí para darme un gran abrazo.

—Pequeño cabrón. Te he echado mucho de menos.

—Sí, suél...

Inicia sesión y continúa leyendo