Secuestrado

—Bienvenida a casa, señora —me saludó la criada en la puerta mientras entraba a la casa.

Le entregué la bolsa de comestibles que llevaba en el brazo y ella fue a guardarla mientras yo subía las escaleras.

—¿Señora?

Me giré. Era nuestro mayordomo.

—¿Sí?

—Su esposo dijo que le dijera que llegará ...

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