No responde a las llamadas

Los susurros en la casa solo hacían que mis nervios estuvieran de punta. Mi corazón aún latía con fuerza, como lo hizo hace una hora cuando esos bárbaros estaban aquí. Era casi como si estuviera teniendo un ataque de pánico.

—Bebe, amor—. Mi compañera, Lucy, se acercó a mí, extendiéndome un vaso.

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