Una invitación

Mis ojos seguían fijos en el teléfono de Vince. Mi corazón temblaba, acelerado con millones de preguntas y emociones.

—¿Qué pasa? —preguntó Vince de nuevo, con un matiz oscuro en su voz. Aún tenía esa mirada desquiciada y sombría en los ojos.

Lo ignoré. Se acercó más a mí, haciendo que mi respirac...

Inicia sesión y continúa leyendo