Capítulo dieciséis

Mi habitación ya no es tan reconfortante como solía ser. En este punto, con la montaña rusa emocional por la que he pasado, es tan reconfortante como el sótano. Cuando llego, me desplomo en el suelo después de que me quitan las esposas y acerco mis rodillas a mi pecho.

Espero que él esté bien.

De ...

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