Capítulo dieciocho

Uno de los hombres de Dominico intenta avanzar, pero Jay niega con la cabeza, con una malicia en su mirada que solo se ve en los psicópatas. Ese tipo de mirada que muestra con solo un destello en sus ojos que disfrutan infligiendo dolor.

Jay el sádico. No tiene ese nombre sin estar mal de la cabeza...

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