Capítulo veinte

Cuando regreso al dormitorio de Jay, abro la puerta de golpe, pero Mitch no espera afuera como la última vez.

—Akira, claramente algo está mal. Dime —insiste.

—No puedo quedarme aquí y dejar que Jay salga herido.

Mitch cruza los brazos sobre su pecho mientras yo camino de un lado a otro, a pesar ...

Inicia sesión y continúa leyendo